VIENTO DE FURIOSO EMPUJE

VIENTO DE FURIOSO EMPUJE
Alegoría de la batalla de Guadalete, julio de 711 - Autor del lienzo: J. M. Espinosa

sábado, 24 de diciembre de 2011

Contexto histórico de la obra (I)


La Hispania visigoda fue durante casi 200 años un reino unitario con capital en Toledo. El territorio se dividía en ducados y condados (el equivalente a nuestras regiones y provincias), cuyos nobles formaban parte de una institución denominada Senado o Aula Regia. Esos nobles, junto a los obispos, se reunían de vez en cuando en Toledo (con asiduidad a partir del 589) y se dedicaban a elaborar o reformar unas leyes que luego se aplicaban en todo el reino. En realidad, Hispania era casi un imperio que comprendía la totalidad de la península ibérica, además del sureste de la actual Francia hasta la confluencia con el Ródano, conocido como Septimania y que se corresponde con la región actual de Languedoc-Rosellón. El reino visigodo también poseía un condado bastante extenso en el norte de África, asentado entre las ciudades de Tánger y Ceuta, así como en una amplia franja litoral que se adentraba en el Rif. La zona africana que los visigodos ocuparon fue abandonada por los bizantinos unos 50 años atrás, ante el impetuoso avance musulmán por tierras de Siria y Egipto y su veloz expansión camino del exarcado de Cartago. Así, pues, podría hablarse de una Hispania de casi 700.000 kilómetros cuadrados y unos 6 o 7 millones de habitantes. 

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